Las cuarentenas no salvan vidas, dice premio Nobel


Redacción Miércoles, 27 de Mayo de 2020 - 19:16
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Michael Levitt, científico angloamericano e israelí que ganó el máximo galardón para la química en 2013, sostuvo que el daño social del confinamiento ha sido extremo.

El científico tiene su propio laboratorio de biología estructural en la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford y, desde hace muchos años, es una referencia en el mundo de la ciencia.

Sobre todo desde 2013, cuando ganó el Premio Nobel de Química junto a Martin Karplus y Arieh Warshel, por el “desarrollo de modelos multiescala para sistemas químicos complejos”. Pero desde el 28 de enero de 2020 tiene una sola obsesión: el coronavirus.

Su equipo de trabajo, con la ayuda de voluntarios de diferentes países, trabaja incesantemente en el análisis de datos relacionados con el virus, con el objetivo de rastrear la evolución de la COVID-19.

El investigador angloamericano e israelí es severamente crítico con la estrategia elegida por la mayoría de los Gobiernos del mundo para combatir la pandemia.

“Creo que las cuarentenas no salvaron ninguna vida”, dijo en una entrevista con The Telegraph, replica Infobae.

“Creo que pueden haber costado vidas. Habrán salvado algunas vidas en accidentes de carretera y en cosas así, pero el daño social por el abuso doméstico, los divorcios, el alcoholismo, ha sido extremo. Y además están los que no fueron tratados por otras enfermedades”

Levitt cree que con algunas recomendaciones puntuales, como usar máscaras desde el comienzo del brote y adoptar ciertas normas de distanciamiento social, se habría obtenido el mismo resultado en términos sanitarios, pero a un costo muy inferior.

El científico apuntó especialmente contra Neil Ferguson, que era el principal asesor del gobierno británico al comienzo de la pandemia y que escribió, junto con otros colegas del Imperial College, un paper que pronosticaba cientos de miles de muertes en el Reino Unido en caso de que no se estableciera una cuarentena.

El trabajo fue tan influyente que el primer ministro Boris Johnson, que había optado originalmente por un enfoque similar al sueco, mucho menos restrictivo, cambió radicalmente de postura e impuso un confinamiento.

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