Ingesta de frutos secos y enfermedad cardiovascular


Publicado el 04 de junio de 2020


La enfermedad cardiovascular es en gran medida prevenible a través de la mejora de la calidad de la dieta y de otros factores relacionados con el estilo de vida, como la práctica de ejercicio físico. La calidad de la dieta ha mejorado levemente entre la población estadounidense en las últimas 2 décadas. La mejora en la calidad de l

a alimentación se debe principalmente a un aumento de la ingesta de granos enteros, frutos secos y semillas y a una disminución del consumo de bebidas azucaradas y de alimentos con ácidos grasos trans.

El objetivo del presente estudio fue evaluar la asociación entre las modificaciones en el consumo total y por tipos específicos de frutos secos y el riesgo de enfermedad cardiovascular en hombres y mujeres estadounidenses.

Para realizar este estudio se incluyeron 34.103 hombres del Health Professionals Follow-Up Study (1986–2012), 77.815 mujeres del Nurses Health Study, NHS (1986–2012) y 80.737 mujeres del NHS II (1991–2013).

Para valorar el consumo de alimentos, se evaluó la ingesta de frutos secos utilizando cuestionarios de frecuencia de consumo de alimentos validados. Para llevar a cabo el análisis estadístico se empelaron modelos de regresión de Cox multivariantes para examinar la asociación entre cambios en el consumo de frutos secos en un período de 4 años.

En comparación con las personas que permanecieron sin consumir frutos secos en un período de 4 años, los sujetos que tuvieron una mayor ingesta total de estos alimentos (≥0,5 porciones/ día) presentaron un riesgo menor de enfermedad cardiovascular, menor riesgo de enfermedad coronaria y menor riesgo de accidente cerebrovascular en los siguientes 4 años.

Por el contrario, los sujetos que disminuyeron la ingesta de frutos secos en ≥0,5 porciones/ día presentaron un riesgo mayor de padecer enfermedad cardiovascular, un incremento del riesgo de enfermedad coronaria y un mayor riesgo de accidente cerebrovascular en comparación con los individuos que mantuvieron su consumo de frutos secos.
 
El aumento del consumo total de frutos secos y de algunos tipos específicos (nueces, avellanas, almendras o cacahuetes) se habría asociado con un riesgo menor de enfermedad cardiovascular.

En conclusión, se podría señalar que la incorporación de frutos secos en la alimentación como parte de un patrón dietético saludable y cardioprotector, sería beneficiosa para la prevención de la enfermedad cardiovascular, incluso entre aquellos sujetos que anteriormente no consumía frutos secos.

La sustitución de alimentos menos saludables por frutos secos estaría asociada con una reducción del riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares.

Fuente: FINUT

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