Ésta es la única vitamina que prolonga la esperanza de vida en los mayores

Una imagen de espinacas.

Una imagen de espinacas. Pixabay

NUTRICIÓN


Un nuevo estudio sugiere que mantener niveles adecuados de vitamina K, presente en verduras y aceites vegetales, reduce el riesgo de muerte.

20 junio, 2020 02:33

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Aunque no son pocos los grupos de investigadores que basan sus últimos estudios, o incluso toda su carrera profesional, en hallar algún tipo de sustancia capaz de emular el mítico "elixir de la juventud", la realidad es que simplemente con mantener unos niveles adecuados de vitaminas y minerales en la dieta habitual ya habría mucho terreno ganado, sin necesidad de recurrir a nuevas sustancias o inventos.

Ese sería el caso de la vitamina K, según un nuevo trabajo a cargo del Centro Jean Mayer USDA de Investigación sobre Nutrición Humana en el Envejecimiento, de la Universidad Tufts, EE.UU., junto a los investigadores del Centro Médico Tufts.

El estudio, publicado en The American Journal of Clinical Nutrition, sugiere que mantener unos niveles adecuados de vitamina K en sangre reduciría el riesgo de muerte, otorgando así un papel protector a este micronutriente naturalmente presente en verduras de hoja verde y aceites vegetales.

Para llegar a tal conclusión, este grupo de investigadores realizó un análisis en el que se estudió a casi 4.000 personas de entre 54 y 76 años de diferentes étnias. Se les clasificó según sus niveles sanguíneos de vitamina K, y se comparó su riesgo de sufrir enfermedad cardíaca o muerte durante 13 años de seguimiento.

Todos los datos procedían de tres grandes estudios aún en curso: el Estudio de Salud, Envejecimiento y Composición Corporal; el Estudio Multiétnico de Aterosclerosis; y el Estudio Framingham. En todos los casos los niveles de vitamina K (concretamente filoquinona circulante o vitamina K1) se midieron en ayunas, con la misma prueba, y procesándose en el mismo laboratorio, con el objetivo de evitar sesgos o variaciones.

Un nutriente protector natural

Según los resultados, no hubo relaciones significativas entre los niveles de vitamina K y las enfermedades cardíacas. Sin embargo, los individuos con niveles más bajos de vitamina K llegaban a tener hasta un 19% más de riesgo de muerte, en comparación a aquellos individuos con niveles adecuados de vitamina K.

Actualmente se sabe que la vitamina K es un micronutriente esencial para mantener los vasos sanguíneos sanos, y puede encontrarse en verduras como la lechugacol rizada o las espinacas, además de aceites vegetales como la soja o la canola.

Según Kyla Shea, investigadora principal de este trabajo, tiene sentido que exista una relación entre la vitamina K, las enfermedades cardíacas y la mortalidad, dado que hay proteínas en el tejido vascular que necesitan a esta vitamina para funcionar correctamente. Dichas proteínas ayudan a que el calcio no se acumule en las pareces arteriales; si no hay suficiente vitamina K, los vasos pueden funcionar mal.

Shea, cuyo grupo de trabajo lleva años estudiando el papel de la vitamina K en las enfermedades crónicas, ha desarrollado junto a sus colegas una metodología para medir este micronutriente en sangre, e incluso tras este metaanálisis siguen generando datos sobre los niveles de vitamina K a nivel poblacional.

Como bien explican, de la misma forma que una banda elástica se seca y pierde su elasticidad, las venas y arterias del organismo humano también, en este caso calcificándose y bombeando sangre de manera menos eficiente, dando lugar a una gran variedad de complicaciones. Por ello consideran que medir el riesgo de muerte gracias a estudios como este puede dar datos más específicos sobre los efectos adversos relacionados.

Sin embargo, una vez más, el estudio no carece de posibles sesgos: los niveles de vitamina K se midieron una sola vez en cada estudio y no de forma repetitiva en el tiempo, y hubo menos eventos cardíacos respecto al total de muertes, algo que podría haber limitado la capacidad de los investigadores para detectar riesgos reales de enfermedad cardíaca.

Finalmente, y a pesar de que existe ya una gran cantidad de evidencia sobre los beneficios protectores de la vitamina K, los investigadores no han podido establecer una relación causal entre niveles bajos de vitamina K y riesgo de muerte, dado que la relación solo ha sido observacional. Por ello consideran que serán necesarios más estudios al respecto.

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