Medio millón de personas en el país sufre artritis reumatoidea
“Se puede llevar una vida normal”
La Sociedad Argentina de Reumatología destaca la necesidad del diagnóstico precoz para reducir el dolor, controlar el deterioro en las articulaciones y evitar las consecuencias más graves, que pueden ser invalidantes.
Alrededor del uno por ciento de la población mundial sufre artritis reumatoidea.
Se calcula que alrededor del uno por ciento de la población mundial, y unas 500.000 personas en la Argentina, sufre de artritis reumatoidea, una enfermedad inflamatoria autoinmune. Si bien no se conoce todavía la cura, hay tratamientos que pueden evitar el avance. Como en casi todas las enfermedades, un diagnóstico temprano aumenta muchísimo las posibilidades de llevar una vida normal, por eso la Sociedad Argentina de Reumatología (SAR) realiza todos los años una campaña de concientización a la población en general, en coincidencia con el Día Mundial de la enfermedad, el 12 de este mes.
“Nuestro principal objetivo es que los pacientes con artritis reumatoidea lleguen lo más rápido posible a la consulta con el reumatólogo. Debemos aprovechar lo que se denomina ‘ventana de oportunidad’, desde que se inician los síntomas hasta que el paciente comienza con el tratamiento”, afirmó la doctora Alejandra Babini, jefa de reumatología del Hospital Italiano de Córdoba y ex presidenta e integrante de la SAR. Según la especialista, un retraso aunque sea de pocos meses “implica la pérdida de la posibilidad de obtener mejores resultados”.
Según el doctor César Graf, vicepresidente de la SAR, el acceso al diagnóstico cambió positivamente pero todavía debe mejorarse: “En los últimos años hemos logrado generar una mayor difusión de la enfermedad mediante campañas de concientización para población y educación médica continua, permitiendo reducir el tiempo en el que los pacientes llegan a la consulta con el reumatólogo. Además, se formaron clínicas de detección temprana en distintos hospitales de diversas provincias del país, dotadas de tecnología (ecografía y doppler articular) que, sumado a las técnicas de laboratorio y radiología, complementan el examen físico del reumatólogo en la detección de la enfermedad”. Y agregó: “Históricamente podían pasar hasta 14 meses para que un paciente fuera visto por primera vez por un especialista y en la actualidad estamos en un promedio aproximado de 6 meses. De todas formas, lo ideal es seguir reduciendo este tiempo, ya que cuanto antes lleguen al diagnóstico podremos brindar un tratamiento adecuado y por lo tanto contar con una mayor posibilidad de éxito”.
Los primeros síntomas suelen ser “dolor articular, rigidez matinal que dura más de una hora en las manos, inflamación y calor en las articulaciones (los síntomas son bilaterales, es decir que se presentan en las dos manos, las dos rodillas, los dos codos...). A menudo hay problemas de movilidad y decaimiento general”, explicó Graf.
Si no es tratada a tiempo, el fuerte dolor e inflamación de la articulación se torna invalidante y puede generar discapacidad y graves consecuencias en la vida cotidiana del paciente. “Un mismo tratamiento aplicado durante la ‘ventana de oportunidad’, es decir en un estadio temprano, tiene una mayor posibilidad de éxito que el mismo tratamiento aplicado tardíamente, cuando la enfermedad ya avanzó. El estado de salud de los pacientes con artritis reumatoidea se deteriora rápidamente. Un retraso en el tratamiento, y sobre todo fuera del período de ventana, implica un mayor daño y una menor capacidad para que sus articulaciones funcionen normalmente. La enfermedad progresará en daño articular, deformidad y discapacidad. Como contrapartida, un diagnóstico precoz aumenta las probabilidades de controlar la inflamación de la articulación, e incluso permite en algunos casos alcanzar la remisión de la enfermedad, es decir que llegamos al control absoluto de los síntomas y se evita la progresión de la destrucción articular”, aclaró el doctor Graf. “Los tratamientos mejoraron muchísimo. Antes era común ver a pacientes en sillas de ruedas o con severas deformaciones en las extremidades. Ahora podemos evitar que se llegue a esos extremos.”
No se sabe todavía a ciencia cierta qué produce la enfermedad, pero sí “que hay un componente genético, de predisposición a padecerla, y otro hormonal, por eso las mujeres se ven afectadas más a menudo que los hombres. Y también identificamos algunos de los factores desencadenantes: el estrés (como en casi todas las enfermedades), el tabaquismo, la enfermedad periodontal”, detalló el reumatólogo.
Para los especialistas, la demora en la consulta con el reumatólogo podría explicarse en el desconocimiento de las características propias o la confusión con otras enfermedades, “a pesar de ser frecuentes y tener un alto impacto en la calidad de vida, las enfermedades reumatológicas son desconocidas y en muchos casos, confundidas. Esto se debe, probablemente, a la creencia o al mito de que sólo afectan a personas mayores. Pero eso no es así. La mayor prevalencia se da en mujeres de entre 20 y 50 años, y hay casos en niños también. Por eso propiciamos la formación de los médicos para que puedan hacer la derivación temprana”.
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