Cuando las atletas de élite se embarazan


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Serena Williams durante la final de singles del Abierto Australiano de Tenis, que jugó contra su hermana Venus Williams el 28 de enero. (Greg Wood/Agence France-Presse — Getty Images)

POR RONI CARYN RABIN

A mediados de abril, Serena Williams compartió una foto suya con el vientre abultado y la leyenda “20 semanas”; la imagen fue borrada poco tiempo después. Sin embargo, cualquiera podía sacar las cuentas: cuando Williams ganó el Abierto de Australia en enero –su Grand Slam número 23 en singles–, tenía ocho semanas de embarazo.
Ni siquiera su entrenador lo sabía.
“Es una gran proeza”, dijo Laura Riley, directora de trabajo de parto en el Hospital General de Massachusetts, en Boston. “La gente debería reconocerla por lo que es: una maravillosa atleta”.
Muchas mujeres se sienten exhaustas a las ocho semanas de embarazo y se ven forzadas a quedarse cerca de un inodoro debido a las náuseas matutinas. Otras tantas necesitan pasar más horas dormidas y se acuestan temprano. El cuerpo de una mujer está pasando por cambios profundos en esos primeros momentos de la gestación.
La progesterona —cuya secreción se dispara durante el embarazo— es la culpable de la fatiga extrema que muchas mujeres experimentan. El estrógeno y el factor de crecimiento también aumentan al principio del embarazo. Los cambios hormonales desencadenan una cascada de cambios fisiológicos. Entre otras cosas, estos cambios afectan los riñones, lo que significa que la mujer embarazada debe ir más veces al baño. A las siete u ocho semanas, hasta el 80 por ciento de las embarazadas tienen náuseas, que pueden ser muy graves y ocurrir tanto de día como de noche.
Entonces, ¿cómo lo logró Williams?
“Estoy segura de que hubo momentos en que tuvo que sobreponerse a la fatiga. Pero tenía un trabajo que hacer, no se rindió, hizo su máximo esfuerzo, y lo terminó con éxito”, dijo Riley. “Muchas mujeres hacen lo mismo. Necesitan trabajar”.
SERENA
La tenista Serena Williams compartió esta foto de su embarazo en su cuenta de Snapchat el 18 de abril.
Otras atletas que han competido estando embarazadas son la jugadora de voley de playa Kerri Walsh Jennings, que tenía cinco semanas de embarazo cuando ganó una medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Londres en 2012. Las arqueras Khatuna Lorig y Cornelia Pfohl estaban embarazadas cuando ganaron medallas de bronce para la Unión Soviética y Alemania en 1992 y 2000, respectivamente.
En una conferencia TED 2017 en Vancouver, Williams reveló que se enteró sobre su embarazo antes de que comenzara el torneo australiano.
“Estaba nerviosa”, dijo. “No estaba segura de qué hacer. ¿Podía jugar? Tenía muchas preguntas”. Continuó: “Escuchas todas esas historias sobre embarazadas: vomitan, se cansan mucho, se estresan mucho”. “Sabía que en ese momento solo era importante enfocarme”, dijo. “En verdad sentía como que no tenía tiempo para lidiar con más emociones, con cualquier extra”. Williams también señaló: “Embarazada o no, nadie lo sabía. Se espera que gane en cualquier torneo al que me presente”.
James Pivarnki, profesor de Kinesiología de la Universidad Estatal de Michigan que ha estudiado los efectos del ejercicio en el embarazo, dijo que sigue habiendo poca investigación al respecto para las atletas de elite. Sin embargo, su hipótesis es que son más resilientes que la mayoría de las personas.
“Estas mujeres son diferentes. Durante toda su vida pueden recuperarse del increíble estrés al que se someten a diario”, dijo Pivarnik. “Una de las razones por las que pueden pegarle muy fuerte a una pelota de tenis es por esa recuperación”.
No hay razón por la cual evitar las competencias durante las primeras semanas de embarazo, dijo la Dra. Riley. Las partes más pesadas de la gestación empiezan alrededor de las 20 semanas. (Williams, quien anunció su compromiso con el empresario de Silicon Valley Alexis Ohanian en diciembre, no ha vuelto a jugar un partido desde el Abierto de Australia, y un portavoz dijo que no regresará al circuito sino hasta 2018).
“En la etapa temprana del embarazo no hay más que hacer sino esperar y cruzar los dedos para que todo marche bien. Nada que hiciera iba a cambiar eso, así que ¿por qué no ir y ganar el Abierto de Australia?”, dijo la Dra. Riley.
Raul Artal, profesor emérito de Obstetricia y Salud de la Mujer en la Universidad de Saint Louis, comentó que algunas investigaciones han sugerido que el comienzo del embarazo podría incluso ofrecer una ventaja en cuanto al rendimiento de las atletas como resultado del incremento en los glóbulos rojos, que portan oxígeno.
Los cambios que ocurren a la mitad del embarazo, cerca de las 20 semanas de gestación, pueden interferir con los deportes competitivos. La deshidratación puede desencadenar contracciones uterinas. Las articulaciones se vuelven más flexibles y laxas, por lo que se incrementa el riesgo de lesiones y esguinces articulares. Además, el centro de gravedad de una mujer cambia, lo que afecta su equilibrio.
Si bien es cierto que el embarazo no es un buen momento para comenzar un programa de ejercicio extenuante, los médicos por lo general alientan a las mujeres a permanecer físicamente activas. Aunque no se recomienda practicar deportes de contacto, como el hockey sobre hielo. Los lineamientos de actividad física son los mismos para las mujeres embarazadas que para las que no lo están, e incluso se recomienda a las embarazadas que han sido sedentarias adoptar actividades moderadas, como caminar.
La actividad física moderada y frecuente puede ayudar a reducir el riesgo de presentar complicaciones como la diabetes gestacional o la preeclampsia.
Williams, de 35 años, dijo que planea regresar a las competencias de tenis después de su embarazo.
“Definitivamente pienso regresar; aún no he terminado”, dijo Williams en la conferencia en Vancouver. “Esto es simplemente una nueva parte de mi vida. Mi bebé estará en las gradas, echándome porras y esperemos que sin llorar mucho”.

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