Cecilia Milone: "Nos destruyen el ego cada 15 minutos"
El favorito de ¡ExtraShow!.
A los 46 años, la cantante y actriz analiza la profesión y confiesa: “No tendría un hijo sola”. ¡MIRÁ EL VIDEO!
Hay un patrón general en tus notas, siempre se titulan de manera similar.
A veces peco un poco de nunca decir que no. Siempre respondo. Me parece una mala educación no hacerlo. ¿Pero a qué te referís?
Que siempre aparece lo mismo, que dicen que te gustan los tipos casados.
Eso es una tergiversación de cosas que una a veces dijo, la traducción elemental de algo mucho más intrínseco. Eso no tiene que ver con el periodismo, sino con la estupidez humana. Lo que expliqué muchas veces es que entendí con la vida, tristemente y a los golpes, que había mucha más gente infiel que fiel. Yo no soy así. A mí no me pasa que me gusten dos a la vez. Yo dije que me enamoré de tipos infieles, no casados. Tipos que hasta me han sido infieles a mí.
¿Esto te trajo críticas de las mujeres?
Llegué a la conclusión, con los años, que en esta profesión se dice erróneamente que los actores somos todos egocéntricos... Ok, seremos egocéntricos cuando arrancamos. Después, cuando te hacés popular, a las piñas tenés que saber qué hacer con el ego porque te lo destruyen cada 15 minutos. Cuando no te contrata el productor, no te eligen en un casting o te agreden por las redes sociales. Al que le caés bien le vas a caer bien, digas lo que digas. Al que le caés mal, todo le va a caer mal. ¿De qué ego me hablan? ¡Me indigna eso! ¡Por Dios! Los que más se han mantenido es porque supieron qué hacer con el ego.
¿Te costó a vos?
Eso no, pero sí comprender que una está tan expuesta. De pronto, cuando tenés una separación o un duelo le sumás a lo que le pasa a cualquier ser humano la exposición. Yo salí del velatorio de Juanito Belmonte y había cámaras. Si sos un desconocido salís del velatorio de un gran amigo sin maquillaje, gritando y no pasa nada. Pero si salís de un velatorio así, te corresponde hacer notas, porque además sabés que él hubiera querido eso. Tenés que tener una fortaleza y un aprendizaje para dominar eso.
¿Cómo te llevás con la edad?
Tengo 46 años. Me importa nada. Me importan los ciclos. Hay etapas. Vos ponés una semilla, pasa un tiempo para que esa flor crezca. Es un pimpollo, después se pone estupenda y luego se empieza a marchitar. Si uno no sabe que la vida es eso, no se enteró de nada.
¿Pero cómo te imaginabas a esta edad? ¿Como madre, quizás?
Me imaginaba casada extraordinariamente con el hombre de mi vida, o sola porque no pensaba estar con un señor que me mantuviera. Si, por ejemplo, el día de mañana me encuentro siendo grande adoptando a un hijo, que hoy no me lo imagino, seguramente en ese momento estaré respetando convicciones que tendré, pero que hoy no tengo.
En algún momento dijiste que adoptar te parecía egoísta...
Yo te diría que me parece demasiado valiente, en eso sí que me falta coraje. No tendría un hijo sola. Yo soy hija de una mamá y un papá que fueron dos pilares muy sólidos. Y yo no le quito peso a mi papá, tuvo un gran protagonismo dentro de mi formación. No me gustaría empezar un proyecto sin un hombre a mi lado. Me daría mucho miedo. No me imagino un nene enfermo a las tres de la mañana y no tener un marido al lado.
No tenés hijos pero tenés una perra que hasta te acompaña al teatro.
Surgió como de casualidad. Alguna vez pasé por algún teatro donde estaba haciendo temporada. La administradora me dijo: "Entrá con la perra". La empecé a llevar. Pero no es que necesito andar con ella todo el tiempo. Soy terriblemente perrera. Ahora, mi perra es mi perra. No mi hija, como algunos dicen. No es una persona.
Cuando mirás para atrás, ¿qué ves?
Esto es lo maravilloso de la vida: yo recuerdo lo mismo que soy. Hoy tengo más acceso a lo que quería hacer a los 14. Fui facilitando mis sueños a la nena que fui.
Imagino lo que debe haber sido empezar a trabajar con Cibrián en su momento...
Ahora estamos juntos en El hombre de La Mancha (Teatro Apolo). Lo admiraba a él, a su madre, a su padre. Soy socia vitalicia del canal Volver. Hay un sueño que se me cumple. ¿Viste que hay gente que se avergüenza de que sus padres eran carniceros, maestras? Yo no me avergonzaba, pero me indignaba que mis padres no fueran artistas. Había un respeto por el arte en mi casa, pero sólo eso. Mi siguiente objetivo, entonces, fue formar yo una familia de artistas. Tampoco lo hice. Pero, bueno, de algún modo sí: Pepe hoy es como mi padre.
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