Comodoro: un jubilado cuadripléjico fue condenado por esconder droga
COMODORO RIVADAVIA (ADNSUR) – 16 kilos de marihuana y cocaína encontró la policía en la vivienda de Romilio Juvenal Jaramillo, quien vive en silla de ruedas en Standard Norte, paralizado casi por completo, y fue condenado a cinco años de prisión domiciliaria por ocultar los estupefacientes.
La Policía descubrió la droga por casualidad, y el hombre alegó que la pensión del Pami no le alcanzaba y que aceptó guardar el cargamento a cambio de plata, informó Diario Jornada.
El Tribunal Oral Federal de Comodoro Rivadavia condenó a Jaramillo a cinco años de prisión domiciliaria y a pagar una multa de cinco mil pesos.
Todo comenzó el 12 de mayo de 2016, cuando tres policías allanaron su casa buscando electrodomésticos, el presunto botín de un robo vinculado con su hija. Jaramillo cenaba con su asistente terapéutico, Franco y al fondo de un pasillo, debajo de unos acolchados en mal estado, en una bolsa de nylon, se hallaron once ladrillos en papel de aluminio con más de 10 kilos de marihuana. También un envoltorio de nylon transparente anudado con cocaína de alta pureza; en dos cajones de un placard otros diez rectángulos compactos de marihuana envueltos en papel de aluminio por más de 6 kilos y sobre la heladera otro nylon con droga.
Los investigadores determinaron que la droga alcanzaría para casi 65 mil dosis de marihuana y 214 de cocaína. Además, secuestraron efectivo por $90.900 y $ 6.114 del bolsillo trasero de la silla de ruedas de Jaramillo. La Policía encontró tres cuadernos con anotaciones y un ticket del Banco Chubut del pago de la pensión por discapacidad; un pack de papel para armar y el carnet de PAMI.
El jubilado declaró que la droga no era suya pero sí se había prestado a guardarla, por lo poco que cobraba de pensión y jubilación de PAMI y porque debía ayudar a su hija y nietos. Para aliviar su situación aseguró poder revelar datos sobre el grupo narco.
Según su versión, la noche anterior le habían pedido esconder el estupefaciente porque la “gorra” andaba cerca y los seguía. Jaramillo “les dijo que no quería quilombo y podían dejarla uno o dos días”, Le prometieron “faso”, “merca” y plata sin decirle cuánto. Pensaba pedirles cinco mil pesos. En cualquier momento la pasarían a buscar. “Le prometieron todo, que lo iban a ayudar y le pondrían un abogado”.
Respecto al dinero aseguró que era suyo. “Es un ahorro de toda su vida para terminar de construir unos salones delante de la casa. No tengo nada que ver con la droga, no consumo ni vendo y tengo un asistente terapéutico por mi discapacidad”.
Según la investigación, hace nueve años que Jaramillo no camina porque está paralizado del pecho hacia abajo, y su asistente, Franco, dijo que atendió a Jaramillo más de un año antes del allanamiento y que no iba mucha gente a la casa. Mientras que las bolsas quedaron en el pasillo, donde él no limpia.
EL FALLO
Según el fallo de los jueces Enrique Guanziroli, Nora Cabrera de Monella y Luis Giménez, el acusado aún sabiendo que era mucha droga, aceptó esconderla “disimuladamente, en sitios que no estorbasen a la vida en el lugar, unos bajo acolchados en mal estado y otros ocultos en dos cajones de un mueble”. Quedaron a su alcance y bajo su exclusiva custodia. “Los mantuvo evitando su exposición y trascendencia a terceros (…) Lo distribuyó en la vivienda, en sitios disimulados sin llamar la atención”.
Aprovechó su discapacidad física para ocultar los tóxicos. “Vulneró la salud pública, que por su situación debió imponerle mayores cuidados y las condiciones en que desarrolló su acción, escondiéndolos en su vivienda, al eventual alcance de asistentes terapéuticos y visitantes y su desahogada situación económica”.
La sentencia advierte que tanta droga “en un futuro más temprano que tardío, ingresaría en el entramado del tráfico ilegal de drogas nocivas, aptas para mantener en el vicio y el delito a los segmentos más vulnerables de las comunidades”.
Jaramillo pidió beneficios a cambio de revelar datos sobre una presunta banda. Se los negaron porque sus presuntas confesiones son tardías y ante la inminencia de la condena. “Que haya denunciado después de mucho tiempo y durante el juicio a varios familiares y sus domicilios o sus secuaces, que estarían incursos en estos delitos y que aparecen más como sus antiguos y ocasionales acompañantes de su actividad marginal, que actores importantes de este entramado delictivo y que aún no hayan podido comprobarse aquéllos datos, no alcanza”.
Según las crónicas policiales de la época, Jaramillo integró una famosa banda que a mediados de los 90 se alzó con sueldos del Hospital Regional de Comodoro. Parte de ese grupo fue condenado. Jaramillo se hizo trabajador portuario, se fue a vivir a Km. 8, y una noche fue acribillado por otra conocida familia. Estuvo al borde de la muerte y muchos meses internado en un centro asistencial de Buenos Aires. Quedó cuadripléjico.
Fuente: Diario Jornada.
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