Las secretarias son el alma de la oficina y no hay app que las reemplace
Dueñas de la agenda: hoy es el Día de la Secretaria
La tecnología, lejos de quitarles su lugar, las profesionalizó más. Por año se reciben 200 en el Instituto de Secretarias Ejecutivas. Por qué se festeja hoy.
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Hay secretarias como las del recordado Roberto Galán, que sin perder la sonrisa debían ser capaces de sostener la jaula –y el canario– con que se premiaba a los ganadores de Si lo sabe cante, que es lo mismo que decir, el que menos desafinaba. También hay secretarias como las del no menos legendario Gerardo Sofovich. Las chicas, en este caso, además de estar atentas a que no faltaran los utensilios para que los participantes intentaran cortar la manzana en mitades perfectas, del mismo peso, se veían obligadas a manejar, al menos en sus rudimentos, una disciplina de salón: el bowling. Y con el desafío de hacerlo en tacos y minifalda.
Pero no todo es set de televisión, condimento para la pantalla. También están las secretarias tradicionales, de oficina, que se encargan de organizar la rutina de las personas a quienes les prestan sus servicios. Una tarea que incluye, por ejemplo, atender los teléfonos, fijar entrevistas, diagramar viajes o desmalezar la correspondencia. Hoy, 4 de septiembre, se festeja su día en la Argentina. Mañana, seguramente, muchas de ellas recibirán regalos, flores, bombones, perfumes, un día de spa, un par de anteojos o, para que no decaiga el entusiasmo, la versión más moderna en agendas electrónicas.
¿A qué se debe este festejo? La historia cuenta que, en el siglo XIX, el estadounidense Christopher Sholes diseñó la primera máquina de escribir. Y que su hija Lilian fue la primera mujer que se presentó en público tecleando rítmicamente sobre semejante invento. Una vanguardista del QWERTPOIUY. Con los años, para celebrar el Día de la secretaria en homenaje a ella, cada país fue adaptando su fecha de nacimiento, que había sido el 30 de septiembre de 1850.
En la actualidad, el oficio perdura, resiste el paso del tiempo y se adapta a las nuevas tecnologías. Silvina Quinzio, rectora del Instituto Argentino de Secretarias Ejecutivas, le cuenta a Clarín que sólo en su academia se forman, por año, “unas 200 futuras secretarias”. Y agrega: “Las alumnas tienen entre 18 y 50 años. El curso cuesta unos 1.800 pesos, dura nueve meses y el programa incluye materias de protocolo y ceremonial, redacción, idiomas y psicología organizacional. Algunos de estos cursos también se dictan en la UBA.
Según explica Quinzio, que es licenciada en organización para instituciones educativas, la escuela que ella dirige cuenta con una bolsa de trabajo. “En promedio, para empezar, las empresas ofrecen sueldos que van desde los 10.000 hasta los 25.000 pesos. Y en algunos casos pueden pagar mucho más. Algunas secretarias, por su cercanía con los altos mandos de las compañías, se ubican en la primera línea jerárquica. Y tienen su recompensa”, aporta la rectora.
Con varias décadas compartidas, y con una lealtad a prueba de turbulencias, en algunos casos las secretarias se han integrado a los círculos más íntimos de sus empleadores. Son parte de la familia. Un sostén imprescindible, vital.
Aunque se trata de un proceso muy lento, los que ganan cierto espacio en este rubro son los secretarios, tan necesarios como las secretarias pero con pantalones pinzados en lugar de faldas. “En los cursos de formación para secretariados ejecutivos sigue habiendo muchas más mujeres que hombres”, explican en el Centro de Estudios Técnicos, Administrativos y Empresariales. Y agregan: “En los cursos de secretariados jurídicos, la cantidad de varones aumenta: 70% mujeres y 30% hombres. Para ellos hay más trabajo en los estudios de abogados y en las escribanías”.
Casado y con una hija, Martín Montero tiene 34 años y trabaja desde hace 11 en una importante institución bancaria. “Asisto a uno de los directores en lo que haga falta”, explica. “Cada vez que él tiene reuniones por algún tema en el Directorio, por ejemplo, le preparo carpetas con informes vinculados con números, etcétera...”.
–¿Qué diferencias hay entre un secretario y una secretaria?
–En mi caso, al ser varón, puedo decir que tengo más feeling con mi jefe, más confianza. Muchas veces podemos hablar de hombre a hombre. Y también hablamos de fútbol o de automovilismo, claro. Mi director es de Boca y yo soy de Chicago. Cuando mi equipo estaba en Primera, nos cargábamos por los resultados de los partidos.
–¿Los secretarios han ganado terreno en un espacio históricamente ocupado por mujeres?
–Así como las mujeres han accedido a lugares que antes ocupaban los hombres, también se da la situación a la inversa. Es algo que se da por las cuestiones vinculadas con la igualdad de género. Pero todavía falta... Las mujeres, sobre todo en las empresas privadas, siguen siendo mayoría.
Bianchi diría: “Felicidades”.
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