Avances en un modelo para estudiar la forma más discapacitante de la esclerosis múltiple
La esclerosis múltiple es una de las enfermedades autoinmunes más severas, que genera preocupación en la comunidad científica.
Esta enfermedad crónica caracterizada por ataques del propio sistema inmunológico a la sustancia que recubre los nervios (mielina), se da con mayor frecuencia en el sexo femenino -una relación de tres mujeres por cada hombre afectado-, y comienza generalmente en la segunda o tercera década de la vida.
La causa de la enfermedad aún no está aclarada aunque se sostiene la importancia de una predisposición genética individual que se suma a la exposición a un determinado factor ambiental aún no identificado.
Científicos y médicos de la Fundación Instituto Leloir, el CONICET y el Instituto Universitario del Hospital Italiano, lograron crear un nuevo modelo animal que refleja aspectos clínicos importantes de la forma más discapacitante de la esclerosis múltiple. La patología, que puede producir distintos grados de discapacidad, afecta a 3 millones de adultos jóvenes en todo el mundo y más de 12.000 en nuestro país.
A diferencia de la variante más común de la esclerosis múltiple, caracterizada por brotes y remisiones, existen pacientes que sufre formas progresivas (primaria o secundaria). En estas formas progresivas el empeoramiento es continuo a lo largo del tiempo. Son las más invalidantes.
Salvo una sola droga recientemente aprobada en Estados Unidos, que todavía no se autorizó en la Argentina, no existen tratamientos eficaces contra las formas progresivas.
"Nuestro trabajo abre caminos a futuras investigaciones que permitan entender el daño en la forma primaria progresiva de la esclerosis múltiple y así poder diseñar fármacos que específicamente actúen a ese nivel", indicó la directora del estudio, la doctora Carina Ferrari, investigadora del CONICET en el Instituto Universitario del Hospital Italiano e integrante del Laboratorio de Terapias Regenerativas y Protectoras del Sistema Nervioso liderado por el doctor Fernando Pitossi en la Fundación Instituto Leloir.
Tal como describe la revista Brain Behavior and Immunity, los investigadores argentinos desarrollaron un modelo en ratas que refleja aspectos clínicos importantes de la forma primaria progresiva de la esclerosis múltiple. "En particular, hemos podido modelar el daño focal y crónico de la corteza cerebral y de las membrana que rodean al cerebro, las meninges. Esto se asemeja a esa forma de la enfermedad en el humano", enfatizó la primera autora del estudio, Berenice Silva, médica neuróloga de la Clínica de Esclerosis Múltiple del Hospital Ramos Mejía y del Instituto de Neurociencias de Buenos Aires (INEBA), y becaria doctoral de la Fundación René Baron en el laboratorio de Pitossi y en el Instituto Universitario del Hospital Italiano.
Este modelo se logró utilizando virus del resfrío modificados para transferir genes en regiones específicas del cerebro. En este caso, los científicos insertaron la información genética para fabricar una molécula del sistema inmune, interleuquina 1beta, que recreó en los roedores el daño focal inflamatorio en la corteza, las meninges y la mielina, así como el deterioro cognitivo, que presentan los enfermos. "Son todos rasgos que se encuentran en los pacientes. La relevancia clínica es directa", sostuvo Pitossi quien también es investigador del CONICET.
Además, las lesiones del cerebro del nuevo modelo pudieron visualizarse a través de una resonancia magnética de encéfalo, algo que no se logró en modelos anteriores. "Esto abre la puerta a futuras investigaciones sobre técnicas de resonancia y medios de contraste que ayuden a un mejor diagnóstico", subrayó Ferrari.
Del estudio también participaron otros investigadores y médicos de la FIL, del Instituto Universitario del Hospital Italiano y del CONICET: María Celeste Leal, María Isabel Farías, Juan Carlos Avalos y Cristina Besada. Y fue financiado por fondos del CONICET, del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, y de las fundaciones René Baron y Florencio Fiorini.
Con información de la Agencia CyTA y el Instituto Leloir
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