Hipertensión: ocho preguntas a un especialista
Salud
Desde consejos para autocontrolar la presión en casa hasta si existe el efecto del guardapolvo blanco.
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La hipertensión arterial es el factor de riesgo más importante para la enfermedad cardiovascular prematura (infarto de miocardio, accidente cerebrovascular e insuficiencia cardíaca) y una de las causas más frecuentes de insuficiencia renal crónica. Su prevalencia es muy elevada, ya que afecta en el país a uno de cada tres adultos.
Según la última Encuesta Nacional de Factores de Riesgo (2013), el 93% de la población adulta se había controlado la presión al menos una vez en los últimos dos años. Pero el tener contacto con un tensiómetro no siempre va acompañado del conocimiento del ABC de esta patología que requiere control y tratamiento. Mariano Duarte, jefe del área de Hipertensión del Hospital de Clínicas, despeja aquí las dudas más frecuentes en torno al tema.
¿Cuáles son las causas de la hipertensión?
Debemos establecer dos grupos: la hipertensión arterial primaria, que se da en 9 de cada 10 casos, y la hipertensión arterial secundaria. En la hipertensión arterial primaria no hay un agente único causal, sino más bien una policausalidad, involucrando mecanismos neurales, renales, endócrinas, humorales y vasculares, todo ello sobre una predisposición genética. En la hipertensión secundaria, la misma es consecuencia de otra enfermedad o circunstancia por ejemplo exceso de hormonas hipertensoras como aldosterona o catecolaminas, insuficiencia renal, apnea del sueño, o la toma de fármacos o drogas de abuso.
¿Cómo sé si soy hipertenso?
Para el diagnóstico de la hipertensión arterial se requiere de un instrumental básico que consiste en un tensiómetro, el cual puede ser analógico (tensiómetro aneroide) o digital y de un personal capacitado adecuadamente. El instrumental debe calibrarse periódicamente.
Luego de una adecuada toma de presión (que incluye varios registros sucesivos), los pacientes que presenten valores por encima o iguales a 140/90 mm Hg en dos a tres consultas separadas por una semana, serán considerados hipertensos. Cabe aclarar que en los casos de pacientes con daño de órgano blanco (esto es causado por la hipertensión), se puede establecer el diagnóstico en la primera consulta.
¿Existe el efecto del "guardapolvo blanco"?
Es lo que ocurre en ciertos pacientes que en los controles médicos tienen cifras elevadas de presión arterial, pero ellas no se mantienen en forma sostenida en el tiempo, son en ese momento. Entonces ellos pueden referir que cuando se toman en su domicilio tienen presión normal, y al evaluarlo más profundamente no se halla evidencia de daño de órgano blanco y al realizarle una presurometría (monitoreo ambulatorio de presión arterial por 24 horas, llamado comúnmente holter de presión), se comprueban los dichos del paciente, es decir promedios de 24 horas normales y sin evidencia de daño hipertensivo. Estos pacientes deben mantener conductas saludables para prevenir la hipertensión futura.
¿En qué consisten esas medidas de prevención?
Incluyen la incorporación de actividad física aeróbica regular, evitar el sobrepeso, mantener una buena alimentación (rica en vegetales, cereales, pobre en harinas, grasas saturadas y sodio), suspensión del tabaco, evitar los excesos de alcohol y no consumir drogas. Estas medidas son de suma importancia para prevenir que las personas con factores de riesgo y antecedentes familiares sean futuros hipertensos. Como ya mencioné, el tratamiento farmacológico sólo se considerará cuando las cifras tensionales sean iguales o superiores de 140/90mmHg en forma persistente.
¿Y la sal?
En cuanto al sodio y para ser lo más claros y prácticos que podamos debemos decir que el problema no es la sal del salero (a menos que la comida sea “blanqueada”), ni el contenido de la sal del agua mineral o de red, el que contiene el pan o tal o cual queso, sino las comidas que se conocen contienen cantidades muy elevadas de sodio como pizzas y empanadas (no caseras), las aceitunas y snacks, los fiambres, los quesos duros salados, etc. En nuestra recomendación permitimos a los pacientes ponerle una pizca de sal a la comida, preferimos que no pidan delivery (pizza/empanada), que pidan otra cosa y que le aclaren que sea sin sal.
Una vez diagnosticado ¿el paciente puede autocontrolarse?
El auto-monitoreo de la presión con dispositivos digitales que se pueden tener en el domicilio constituye un avance muy importante. Esto le permite al paciente una toma en un ambiente mucho menos tensionante que el que puede lograrse en un control externo, ya sea una farmacia o su propio médico de cabecera. Además el tensiómetro siempre le tomará la presión del mismo modo y evitará así un factor de variabilidad de las tomas por diferentes personas. Lo que es necesario es que cuente con una breve instrucción de cómo debe realizar la toma, que comprende entre otras cuestiones: estar sentado cómodo, con el brazo descubierto y apoyado, con un reposo previo de cinco minutos, sin haber previamente fumado o ingerido comida o café, pies apoyados, colocando adecuadamente el manguito.
¿Cualquier suba de presión es motivo de preocupación?
Solo la hipertensión sostenida es la que provoca el daño, nuestro organismo tolera subas transitorias (aunque sean elevadas), por ejemplo cuando hacemos una actividad física intensa podemos tener una presión de 180 mm Hg pero ello es transitorio.
¿Quiénes deben tomar medicación?
Los medicamentos que descienden la presión no actúan por momentos, lo hacen en forma sostenida. Por eso las recomendaciones de inicio de tratamiento antihipertensivo deben comprobar hipertensión sostenida y más aún en pacientes en los que ello se ha comprobado (estadio 1: 140 a 159 mm Hg / 90 a 99 mm Hg), pero que no tienen otros factores de riesgo asociados. En el resto de los pacientes, y en aquellos de estadio I que no han descendido sus valores con el enfoque inicial, deberá iniciarse un tratamiento farmacológico asociado a las conductas saludables mencionadas.
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