Corazón valiente: se repuso de 4 infartos y ahora solo quiere jugar

Corazón valiente: se repuso de 4 infartos y ahora solo quiere jugar

Lo picó un alacrán, estuvo 10 días al borde de la muerte y no aflojó. Clarín lo acompañó en la primera salida a la calle. 
El mundo de Tobías se concentra ahora en tres autitos: uno rojo, uno amarillo y uno azul. Los hace bajar por una rampa, chocan y vuelan por el aire, mientras él le pone efectos especiales a la escena imitando el ruido de una explosión. Y los autitos otra vez a la rampa, doblan curvas imaginarias y juegan carreras. Tobías ya almorzó carne con puré y comparte con su familia la sobremesa en un restaurante de Caballito. Es la primera salida después de diez días en terapia intensiva por la picadura de un alacrán y Clarín es testigo de un momento íntimo, el viernes a la tarde. Un poco es el calor infernal el que pone a la familia Nuñez en una especie de letargo, pero hay algo más. Toda la familia está hipnotizada mirándolo jugar, como si no pudieran creer lo que pasó en estos últimos diez días. Tobías estuvo estuvo al borde de la muerte, tal como dijeron los médicos del Sanatorio Güemes. Pasó por cuatro paros cardiorrespiratorios y ahora juega como cualquier chico de cinco años. No hay mucha explicación más que lo evidente: el corazón de Tobías fue más fuerte.
Corazón valiente: se repuso de 4 infartos y ahora solo quiere jugar
Tobías con sus padres y sus autitos favoritos. FOTO JUANO TESONE
Las secuelas hoy son mínimas: ni una marca en el cuello, ahí donde lo picó el alacrán. Solo tiene la voz afónica por haber estado entubado y está obligado a hacer dieta, tal como le recomiendan a cualquier paciente que haya pasado por un episodio cardíaco.
“Los médicos le dieron 72 horas de vida pero su corazón aguantó. Es un milagro que ahora esté jugando igual que antes”, dice Gastón, su papá. Johanna, la mamá, no le saca los ojos de encima, como todos los días en los que estuvo en el hospital. “En realidad, hubo un día en que me tuvieron que internar a mi, porque cuando me dijeron que casi no tenía chances de sobrevivir me descompensé y me desmayé”, dice. Todavía tiene signos del cansancio de tantas noches sin dormir y sin dejar a su hijo.
El padre también estuvo al pie del cañón: “Solo me fui del hospital cuando tuve que ir a buscar un antídoto al Hospital Posadas y cuando fui a rezar a Luján. Nunca me voy a olvidar de ese día en la ruta, yendo a pedirle a la virgen que ayudar a Toby. Y ahora me cruzo gente por la calle que me cuenta que rezó por él”, dice Gastón.
Corazón valiente: se repuso de 4 infartos y ahora solo quiere jugar
El alacrán venenoso
El caso de Tobías puso al país a hablar de los alacranes. Según el Instituto Malbrán, en el país se producen 8 mil picaduras por año, lo que significa que hay 21 picaduras por día. En google, la búsqueda del término “picadura de alacrán” creció un 120%. Palermo, Villa Crespo, Belgrano y Recoleta son los barrios con más casos de picaduras. Pero el caso de Tobías y la gravedad de su estado generó un pánico que muchos especialistas consideran un poco exagerado.
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Se estima que hay 60 especies de escorpiones y solo unos pocos son venenosos. En caso de una picadura, hay que ir a los hospitales específicos (el Malbrán, el Pasteur o el Muñiz) y en lo posible llevar al alacrán, para analizar su veneno.
El parte médico de Tobías del lunes pasado hablaba de “descompensación hemodinámica, con dificultad respiratoria aguda por edema agudo de pulmón”, “hipotensión y bradicardia extrema en shock cardiogénico”, “resucitación cardiopulmonar”, “intubación orotraqueal”, “asistencia respiratoria mecánica” y “drogas inotrópicas EV adrenalina, noradrenalina”. Pero Tobías zafó en las horas cruciales y el martes le dieron el alta. Volvió el viernes para un control y el parte médico fue mucho más escueto. Lo revisó un cardiólogo infantil que le suspendió la medicación. Volverá a ser revisado este martes.
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Mientras tanto juega. Habla poco Tobías (“está un poco molesto porque le duele la garganta”, se excusa su papá). Pero se nota en los ojos y en algunas actitudes de que es un chico alegre, dulce y muy simpático. Y también que está un poco cansado y revolucionado con esto de estar en los medios y salir en las fotos.
En el almuerzo, está con sus primos más grandes. Y en la Costa lo espera toda su familia paterna. Antes del episodio del alacrán, Tobías y su familia iban a pasar unos días en el mar, pero todo quedó suspendido para más adelante.
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Mientras estuvo internado, Tobías colaboró con los médicos a pesar de estar siempre sedado ("los médicos lo felicitaron por cómo se portó en esos días", dicen los padres). Y sabe cómo conseguir lo que quiere: a la mamá le dice que es hincha de River, al papá le dice que es de Boca y a los tíos, que es de San Lorenzo. Así conforma a todos por igual. Aunque es intransigente si le preguntan por el Barcelona: usa la camiseta y el pantalón del equipo catalán y sueña con conocer a Messi.

El chico que puso al país a hablar de los alacranes ahora descansa: los autitos quedan sobre la mesa y él se acurruca en el hombro de la mamá

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