Martín, el regreso del guerrero que cayó del balcón
Hace 6 meses cayó de un 9° piso mientras jugaba. No le quedó ni un moretón. Empezó artes marciales y en dos meses le dieron el cinturón amarillo, todo un récord para su edad.
Pequeño gigante. Martín tiene 4 años y es pura fuerza. En junio cayó de 27 metros de altura y su recuperación fue asombrosa. En dos meses obtuvo el cinturón amarillo de Pa Kua, un arte marcial de origen chino. Foto: Delfo Rodríguez.A los cuatro años, Martín ya conoce cuál es el camino del guerrero. Sabe de palancas, torsiones y técnicas de escapes. Es hábil para desafiar las leyes de la gravedad, superar miedos y límites.
Conoce ese camino incluso antes de que su profesor de artes marciales le enseñara a comportarse como un luchador, en posición de guardia, con los puños para adelante, hombros y mentón hacia abajo. Porque Martín Núñez ya era un guerrero antes de escuchar habar de posturas milenarias, fuerza y autosuperación.
Hace seis meses se cayó desde un noveno piso mientras jugaba en el balcón de su departamento y ahora está practicando técnicas marciales de origen chino. En su primera evaluación recibió directamente el cinturón amarillo (lo común es empezar con el blanco) que dejó a su profesor con los ojos abiertos como portones.
“Tiene la concentración y la destreza de un chico mucho más grande. Es admirable su recuperación”, destaca Leonardo Villagra D’Andrea, que empezó a darle clases hace dos meses.
Y habrá que creerle, porque no es el único que lo piensa. Moisés Levis, su pediatra con más de 30 años de carrera, está convencido de que su caso es único, “un milagro”. Lo dice a pesar de que es “hombre de ciencia”. Y reafirma: “No hay otra, a Martín lo salvó un ángel”.
A Máximo, su papá, la memoria le devuelve una y otra vez aquella imagen, la de un puntito embutido en una campera celeste, 30 metros allá abajo. Recuerda que él estaba cocinando salchichas con polenta, el nene miraba dibujitos en el comedor y de repente la vida o la muerte que sacude como una ráfaga la rutina y echa el estómago por la boca.
Preparado: Martín, al entrar a clase de Pa Kua. Lo espera su profesor Leonardo. Foto: Delfo Rodríguez
La de Martín fue una caída libre sin obstáculos. La zapatillita gris con dinosaurios negros que quedó en el balcón ahora forma parte de un altar en el Hospital de Niños de San Miguel de Tucumán, donde el nene estuvo internado 21 días con traumatismos en el abdomen y el cráneo, y una contusión pulmonar.
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