Los puntos más insólitos de la carta de Robledo Puch a Vidal
44 años preso
El mayor asesino civil de la historia argentina pidió reclamó a la gobernadora bonaerense que firme su libertad.
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El mayor asesino civil que haya conocido este país se convirtió este mes en el preso con más años en prisión de nuestra historia. Lleva 44, pero no quiere sumar más: acaba de pedir, por medio de una carta dirigida a la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal, un “indulto extraordinario”. Se trata de Carlos Eduardo Robledo Puch, preso por 11 crímenes, 17 robos y dos violaciones.
Fechada el 11 de febrero, en Sierra Chica, provincia de Buenos Aires, la carta de 10 páginas (escritas en doble carilla) lleva el trazo de puña y letra del "Angel de la Muerte", como lo bautizaron los diarios de 1972.
Hijo ejemplar, trilingüe –estudió inglés y alemán–, asiduo concurrente a misa y dueño de una sensibilidad particular para el piano, Robledo Puch empezó a robar a mano armada a los 16 años. No quería llenarse la panza, sino tener plata para comprarse motos y manejar cupés Dodge Polara. A los 18 empezó a asesinar a sus víctimas y a los 20 lo detuvieron. En su último asalto, además de matar al sereno de una ferretería, ejecutó a su cómplice, sin darse cuenta de que el joven tenía el DNI en un bolsillo: la Policía lo identificó y llegó hasta él.
A los 64 años, quiere la libertad. Y a través de esa carta, se la solicita expresamente a María Eugenia Vidal. "Carta abierta a la gobernadora de la provincia de Buenos Aires", se lee en la parte superior de la primera página.
Entre tantas líneas, los vaivenes de las ideas reflejan un mundo de sensaciones muy particular. Repercusiones al margen, el hecho de detenerse en el manuscrito permite rescatar algunas curiosidades.
Críticas a la "función" asignada a las cárceles y al sistema penitenciario, comparaciones con Nelson Mandela, reivindicaciones sobre la última dictadura, clamores de inocencia y desafíos al poder de turno, especialmente a la gobernadora Vidal, son algunos de los puntos más curiosos de la carta.
1-Duras críticas al sistema penitenciario
“Hoy se ha desarrollado una poderosa industria, en la cual los encarcelados son simplemente puestos en ‘fila india’ sobre la cadena de montaje de una producción de presos, que en nuestro país no para de crecer, al punto que hoy sumamos 69.000 internos tan sólo en la provincia de Buenos Aires. Me pregunto y le pregunto a V.S. a cuánto debe ascender el presupuesto necesario para la manutención de tal cantidad de internados (...) ¡Cuánta fuerza laboral inactiva en las cárceles argentinas! Fuerza laboral que podría incorporarse a fábricas y empresas, ya que las cárceles no poseen una infraestructura adecuada para hacer algo provechoso, ya que se vive en condiciones de hacinamiento, de suciedad, de una pésima alimentación y una carencia casi total de fármacos e insumos hospitalarios. De manera tal que no se puede vivir en prisión”.
En alusión a los 44 años que lleva detenido, cita al filósofo Michel Foucault. “La pena transforma, modifica, establece signos, dispone obstáculos. ¿Qué utilidad tendría si hubiera de ser definitiva? Una pena que no tuviera término sería contradictoria: todas las coacciones que impone al condenado y de las que una vez vuelto virtudos no podría jamás aprovecharse, no sería sino a suplicios y el esfuerzo hecho para reformalo serían trabajo y costos perdidos por parte de la sociedad. Si hay incorregibles es preciso decidirse a eliminarlos. Pero, en cuanto a todos los demás, las penas no pueden funcionar más que si tienen un término”.
2-Comparación con Mandela
“El miércoles 3 próximo pasado cumplí 44 años de cárcel (desde el 3-2-1972) Cuando en 2009 manifesté a las autoridades mi deseo de dar una “conferencia de prensa” a todos los medios nacionales, gráficos, radiales y televisivos, no encontré respuesta. ¿Por qué cree usted, señora gobernadora? Ni los nazis condenados a prisión en el juicio de Nuremberg, ni Nelson Mandela en Sudáfrica sufrieron la cárcel a que fui sometido con apenas 20 años recién cumplidos”.
3-Reinvidicación de Massera
“Sabemos que presidió el país, en principio, una junta militar. Esta se repartió las carpetas temáticas, es decir los ítems y tareas de trabajo que pondrían en marcha el nuevo gobierno. Al almirante Massera le tocó en suerte el tema ‘cárceles’. Después de un breve análisis de la situación, manifestó: 'los presos demasiado castigo tienen con estar presos, que no les falte nada' . Obviamente se refería a las cárceles atestadas de detenidos comunes, no somos ingenuos. Mucho menos les faltó algo a los internos “penados”. Hoy día, señora gobernadora, después de cuarenta años de democracia nos falta todo".
Luego, compara la experiencia en la cárcel entre los años de dictadura y los de democracia. "Que aún así no sabe qué etapa es preferible, si aquella (la de facto) o esta (la democrática), del abandono, la desidia, el desinterés y la miseria. Sinceramente no lo sé”.
4-Declaración de inocencia
"Gobernadora Vidal: yo no he matado ni lastimado jamás a nadie (...) He cumplido inexorablemente con todos los plazos legales y cronológicos que la ley estipula desde que fui detenido aquel fatídico jueves 3 de febrero de 1972. Sin testigos oculares ni personas que me acusen, sin huellas dactilares ni de calzado, ni de pericias balísticas. Piense el lector en la gravedad de la causa que se me siguió, los garrafales errores instruccionales cometidos, las omisiones, las amenazas, los apremiso ilegales, mi indefensión, etcétera”.
5- Desafío a la gobernadora
“Señora Gobernadora: estoy convencido que para V.S. no sería más que tener la decisión política necesaria y, como mujer, demostrar por sí sola tener valor para estampar la firma que decrete mi libertad, sin que por ello le vaya a temblar el pulso (...) Así escribo y así soy: un hombre de 64 años con la mirada límpida de quien siempre ha mirado de frente”.
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