Jennifer Aniston: la novia del pueblo



Desde Hollywood.La actriz se casó en secreto en su mansión de Bel Air. La prensa quedó afuera y no para de hablar de ella. ¿Qué la hace tan interesante?

Pocas celebridades cultivan tanto el bajo perfil como Jennifer Aniston (46). Le gusta hacer cenas en su casa, para pocos amigos, en vez de ir a los restaurantes vigilados por los paparazzi. Nunca cuenta intimidades en la televisión. Por eso su casamiento con Justin Theroux (44), en los jardines de su mansión de Bel Air, el 5 de agosto, sorprendió a la prensa (que pensaba que le iba a celebrar el cumpleaños a su novio) y la puso a trabajar a destajo para conseguir los detalles. El dato más buscado: el vestido de novia. Marie Claire fue a preguntarle a distintos diseñadores, pero ninguno quiso comentar nada. La revista arriesga igual: Valentino, Saint Laurent o Versace. 
Acaba de salir la revista People con ellos en la tapa, pero con una foto de los Oscar y buenas fotos nocturnas áreas del jardín con las mesas. Eso quiere decir que Jennifer no les vendió a ellos la historia para juntar fondos para algún hospital (como sí hicieron su ex marido Brad Pitt y Angelina Jolie). Puede que lo haga en Vanity Fair (hay que esperar al próximo número) o tal vez decida guardarse esa intimidad como hizo Cameron Díaz.
Lo bueno en Los Angeles es que todas las semanas hay alfombras rojas a las que acuden las celebridades para promocionar películas, series, perfumes. Ideal para preguntarles sobre el casamiento de Aniston y Theroux. En esa revoleada cayeron dos ex Friends, Matthew Perry y Matt Leblanc, que tuvieron que admitir que no habían sido invitados. Oops. “Pero las chicas estuvieron ahí y eso es lo que importa”, dijeron en referencia a Courtney Cox (fue con su hija Coco) y Lisa Kudrow.
Por suerte entre los invitados (Jimmy Kimmel, Sandra Bullock, , Robert Downey Jr, Orlando Bloom, Ellen Degeneres y Portia de Rossi entre otros 75) estaba Howard Stern y es de los que no se callan nada. En su programa de radio contó que dijo unas palabras en las que aprovechó para quejarse de que le sacaran el celular a la entrada. 
En la tele daban más pistas: la torta tenía una parejita de muppets (ella es super fan, parece). Bailaron Billy Jean de Michael Jackson y cantó Sia su Chandellier. Al día siguiente, luna de miel en la Polinesia francesa, en el Four Seasons de Bora Bora.
Una socióloga de la Universidad de Washington, Pepper Schwartz, publicó un artículo en CNN tratando de explicar por qué a las mujeres nos importa tanto lo que le pase a Jennifer. Su teoría. Primero, conocemos sus desventuras amorosas (su esposo Brad Pitt la abandonó por Angelina después de 5 años de matrimonio), como para identificarnos con ella. Dice que nos conforta saber que si eso le pasa a una mujer linda y exitosa... nos puede pasar a todas. Segundo, en su caso vemos que se hizo justicia y que hay luz al final del camino, en la forma de un hombre divertido y lindo que la protege. Y la ayuda con las flexiones de piernas en las clases de yoga en plena luna de miel, parece, si le creemos a las “fuentes cercanas” que nutren desde las revistas nuestro hambre mediático.

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