Clonación, injertos y gotas: los únicos remedios para los pelados
Sábado, 06 de Enero de 2018 10:23
El cabello es una de las mayores preocupaciones del aspecto físico, tanto en hombres como en mujeres. Los dermatólogos atienden cada vez más demandas de este tipo en sus consultas, más que cualquier otra de las que ocupa esta especialidad: "Se estima que aproximadamente el 18% de las consultas dermatológicas están dirigidas al pelo, un porcentaje mayor del que ocupan las enfermedades de la piel en general", según datos publicados por la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV). Existen más de 100 tipos de alopecia pero es la calvicie común o alopecia androgenética la más frecuente, representando más del 90%.A pesar de que su incidencia se mantiene a lo largo de los años, "es un motivo de consulta cada vez más frecuente, principalmente debido a la preocupación por la imagen", afirma Cristina Serrano, coordinadora del Grupo de Tricología de la AEDV. Las estadísticas apuntan que "dos de cada tres hombres y una de cada cuatro mujeres van a desarrollar alopecia androgénica a lo largo de su vida", apunta el dermatólogo Sergio Vañó, director de la Unidad de Tricología del Hospital Universitario Ramón y Cajal (Madrid).
Para algunas personas, confiesa el experto, esta cuestión estética tiene un fuerte impacto psicológico, afectando negativamente a su autoestima, incluso "hay mujeres que han tenido hasta intentos de suicidio por su alopecia". Aquellas personas a las que les preocupa esta cuestión, deben saber, asiente Vañó, que la calvicie puede tratarse -para quienes no, no hace falta siquiera que lo consulten, se trata a priori de una cuestión estética y no médica-. Aunque, "algunos estudios relacionan la calvicie precoz en la coronilla de los hombres, con problemas futuros de próstata y de corazón y la calvicie femenina con ciertos problemas hormonales subyacentes", señala el profesional.
Los factores principales necesarios para desarrollar una calvicie son el genético y el hormonal (andrógenos). "En ausencia de ambos, no se va a producir nunca", mantiene Eduardo López Bran, jefe del Servicio de Dermatología del Hospital Clínico San Carlos y director de la clínica Imema (Madrid). De hecho, puede ocurrir que estos factores no tengan fuerza suficiente para desarrollarla y que sean necesarios otros coadyuvantes: estrés, ansiedad, depresión etc. que pueden desencadenar una que estuviese latente o bien agravarla una vez se ha iniciado.
Cuando la calvicie aparece en mujeres, aclara por su parte Serrano, hay que descartar otros signos de hiperandrogenismo (exceso de andrógenos) como el acné, la seborrea o incremento de grasa, y el hirsutismo o aumento de pelo en zonas típicas del varón.
Desde que hay conocimiento de la historia a través de la escritura, cuenta López Bran, encontramos referencias a diferentes pócimas que prometen prevenir la caída del pelo o devolverlo cuando se ha perdido. Hasta la fecha son múltiples los productos y dispositivos que aseguran detener la calvicie y fortalecer el pelo, en muchos casos sin ninguna evidencia científica.
De hecho, añade Vañó, existen productos como "champús anticaída, vitaminas, lociones ’mágicas’ anunciadas en la radio, dietas, carboxiterapia, masajes en el cuero cabelludo, y un largo etcétera... que a pesar de que puedan mejorar transitoriamente a nivel cosmético el cabello, no han demostrado ninguna acción para frenar o mejorar la evolución de la alopecia androgénica".
Para tratar la calvicie común, insiste López Bran, sólo existen dos líneas de tratamientos: farmacológico y quirúrgico, ambos científicamente demostrados. En cuanto a los fármacos, los que han demostrado una eficacia clínicamente comprobada y seguridad en hombres son el minoxidil tópico, que es en realidad una modalidad de fármaco vasodilatador; y el finasteride oral (fármaco antiandrógeno). El primero se emplea de forma local, en forma de solución o espuma y el segundo por vía oral, lo que puede producir, en un pequeño porcentaje de casos efectos secundarios (disminución del deseo sexual).
En la actualidad, explica López Bran, se están realizando con finasteride unos ensayos multicéntricos a nivel internacional en los que él mismo está participando como coordinador nacional: "Se pretende demostrar que este medicamento en aplicación local tiene la misma eficacia que por vía oral, pero sin los efectos secundarios". En mujeres, se puede emplear también el minoxidil, y en algunos casos será necesario asociar un tratamiento hormonal antiandrogénico.
La segunda línea de tratamiento es la cirugía: el trasplante capilar, una técnica mínimamente invasiva: "Se realiza con anestesia local, no deja cicatrices visibles y ofrece resultados definitivos", afirma. Sin embargo, no todo el mundo puede hacerse un trasplante: las personas han de ser muy bien seleccionadas, y "tener superficie pelo para trasplantar acorde con su zona donante (’reserva’ de pelo de donde se pueda extraer el suficiente número de unidades foliculares para su posterior implantación en la zona calva)", matiza Serrano.
Aunque se le puede realizar a cualquier persona que desee aumentar su densidad de pelo, no está indicado en alopecias muy avanzadas ni muy difusas. Es necesario además, comprometerse a seguir el tratamiento médico posterior para preservar el cabello trasplantado y el resto que la persona conserve.
Los trasplantes se realizan en el sector privado, pero desde el 2015, la Unidad de Tricología del Servicio de Dermatología del Hospital Ramón y Cajal dispone de la primera Unidad de Trasplante Capilar Reconstructivo del Sistema Nacional de Salud, dirigida por el doctor Vañó. En ésta, se ofrece asesoramiento acerca de la posibilidad de realizar un trasplante capilar reconstructivo a los pacientes que han desarrollado, por ejemplo, alopecias cicatriciales (uno de los tipos de alopecias que existen) por cirugías oncológicas o por otro tipo de enfermedades.
Esta Unidad ha valorado ya a más de 3.000 pacientes con problemas capilares muy diversos, por ejemplo alopecia areata, alopecias cicatriciales, alopecias por enfermedades internas o alopecias por quimioterapia.
Otras terapias a añadir, explica el experto, consideradas de segunda o tercera línea, por tener menos efectividad que las anteriores, son el plasma rico en plaquetas con factores de crecimiento y el láser de baja potencia. Ambos son tratamientos complementarios que pueden utilizarse tanto en hombres como en mujeres.
Lo más importante en el tratamiento de la calvicie es personalizar y estudiar cada caso: "Con un tratamiento médico adecuado, muchos pacientes con alopecia pueden mejorar significativamente sin necesidad de hacerse un trasplante capilar", concluye.
10 cosas que debería saber sobre la caída del cabello
- No es malo lavarse el pelo de forma frecuente ni todos los días. No sólo no es perjudicial sino conveniente. Es recomendable usar un champú suave de uso frecuente combinado con otro específico, en función de las necesidades de su cuero cabelludo.
- Y si se tiene el cabello graso, mayor razón para lavárselo a menudo. Si se tiene el pelo graso hay que lavárselo cuando esté sucio y no distanciar los lavados.
- El champú de caballo no evita la caída de pelo. Ningún champú penetra hasta la raíz del cabello, por lo que ni el champú de caballo ni ningún otro pueden influir en el curso de la alopecia.
- Raparse el pelo no hace que crezca más fuerte. El rapado lo único que hace es que el pelo esté más "duro" al tacto durante los primeros días, dando la sensación de que está creciendo más fuerte.
- Usar gorra o casco no favorece la caída del cabello. Mucha gente suele atribuir la caía del pelo al uso de gorras o de cascos, pero la pérdida de pelo se producirá independientemente de si se usan o no estos objetos.
- El uso de gominas, lacas y tintes no empeora la alopecia. Todos estos productos pueden modificar el aspecto estético del pelo, pero no actúan sobre la raíz que es donde se produce la alopecia androgénica.
- La espuma o la cera no hace que se caiga el pelo. El uso de espumas o de ceras para el cabello, no aumenta el riesgo de caída, siempre que lo acompañemos de una higiene capilar correcta.
- Los secadores y planchas de pelo, siempre con moderación. El uso de estos productos hay que hacerlo con moderación ya que la aplicación continua de calor favorece que el pelo esté más debilitado y se rompa.
- Tocarse el pelo con suavidad no hace que se caiga más en un cabello sano. Es normal que alguno de los pelos que nos toquemos se caiga: cada día se renuevan unos 100.
- Un estilo de vida saludable ayuda a tener un pelo más bonito. Un estilo de vida saludable (dieta equilibrada, sueño adecuado, ausencia de hábitos tóxicos y practica de ejercicio) contribuirá a lucir un pelo más sano y brillante.
Fuente: http://www.elmundo.es/grafico/ciencia-y-salud/salud/2018/01/06/5a4f7387e2704ed6288b45f8.html
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