Unos 2.000 argentinos, en la meditación más grande de la historia


Clarín en la india
Viajaron hasta Nueva Delhi para ser parte de un festival que convocó a 4 millones de personas de todo el mundo. Hay artistas del país: ayer cantó Patricia Sosa y mañana será el turno del tango, con 500 bailarines.

Un festival sin precedentes en el mundo comenzó ayer en Nueva Delhi. Más de cuatro millones de personas llegaron hasta aquí desde todos los rincones del planeta para participar de un encuentro por la paz que finaliza mañana, organizado por El Arte de Vivir. Es un hecho cultural y político, que mete miedo por su magnitud: potente como una movilización a la Meca, descomunal y avasallante como la India misma. Hay devotos islámicos, católicos, budistas. El movimiento que encabeza Sri Sri Ravi Shankar abraza todas las religiones, no pide una entrega dogmática, ni renunciamiento alguno y por ahí, si se quiere, deambula la clave de su masividad. 
El ex fiscal Moreno Ocampo, la cantante Patricia Sosa, el príncipe de Sajonia, una cirujana de Río Negro y ese muchacho de tatuajes que come arroz. Todos están ahora en la India y se declaran voluntarios de la organización espiritual laica El Arte de Vivir. Ser voluntario es ser militante: el voluntario cree que a través de la respiración, la meditación y el yoga es posible limpiar la mente, descontaminarla para hacer del planeta un lugar con menos violencia y estrés. Puede sonar ingenuo, pero algo de cierto debe tener. No por nada existen en el mundo 350 millones de personas que piensan de esta manera. 
El Arte de Vivir (que ofrece básicamente cursos de distintos niveles de meditación) fue fundado por ese hombre de túnicas y pelo eléctrico llamado Sri Sri Ravi Shankar hace 35 años aquí mismo, en este país fascinante, insensato y al mismo tiempo paupérrimo. A Ravi, sus devotos le dicen el Gurushi. El se considera un niño con cuerpo de grande. Pero no una divinidad; no se cree Dios encarnado (como el Sai Baba), sino un guía. Mal no le ha ido: según Forbes, figura entre las cinco personas más influyentes de la India, la democracia más grande de la tierra, en donde todo, lo bueno y lo malo, se multiplica por miles. Su prédica de paz es potente: lo ha llevado a ser mediador ante las FARC en Colombia y a ser garante de integridad en cuanto conflicto global exista. En 2012 pasó por Buenos Aires y juntó 250 mil personas para una meditación masiva en el planetario. 
Beatriz Goyoaga fundó la filial en la Argentina hace 20 años. Es española y ex periodista. Fue corresponsal de diarios europeos en Buenos Aires hasta que se volcó a la espiritualidad. Ahora es la máxima referente en Latinoamérica. Dio cursos para todos, incluidos Juliana Awada y el presidente Macri, un meditador compulsivo que fue invitado a venir a la India como orador pero declinó por evidentes problemas de agenda. 
“Estoy feliz porque llegó la hora de que los pacíficos nos hagamos oír y vamos a celebrar la paz y la vida”, dice Goyoaga a Clarín, en el interior de un auto que se desplaza por la caótica Delhi hacia el hotel en donde reside Shankar. Buen momento para escucharla. “Acá somos unos 2.000 argentinos, pero representamos a los 500 mil que hicieron talleres del Arte de Vivir en el país, a los 8 mil presos de las cárceles de nuestro país que también meditan”, dice al borde de la emoción. Patricia Sosa cantó para la masa espiritual y 500 bailarines harán un show de tango. Se le pregunta, a Goyoaga por qué medita. “Por que nos hace mejores, porque nos conecta con lo esencial, porque la mente te determina: si está sucia, si está fuera de eje, tu visión del mundo también lo está. Y eso engendra enfermedad y violencia. En cambio, la mente limpia, sana, lo cambia todo. Eso es lo que logramos a través de la meditación”, explica mientras el auto flirtea motos, bicicletas, autos, camiones, peatones, vacas, inválidos en sillas de ruedas, Parece contradictorio que en este caos anide alguna forma de paz

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