Un viaje íntimo al extraño mundo de Luis Miguel


Música.Misterioso como siempre, recibió a Clarín en penumbras. Contó que tuvo tres grandes amores en su vida y habló de su enfermedad en un oído. Viernes y sábado cantará en GEBA.

Llegar a Luis Miguel no es tarea sencilla. Hacía muchos años que el cantante no daba notas. Y a pesar del compromiso de darle una a Clarín, llegar hasta él no fue fácil. El ídolo mexicano se alojó en un hotel de lujo en Punta Mita, a un poco más de una hora de Puerto Vallarta, donde estaba esta cronista. Ya entrar al hotel requirió de un buen rato de intercambio de documentos, toma de fotografías y chequeos por parte de la gente de seguridad. Al llegar al lobby, un carrito de golf esperaba para acercarme un poco más al cantante, pero no del todo. La primera parada fue una habitación, donde debía esperar que el músico me recibiera. Difícil era no pensar a esas alturas si se trataría de él o sería “un doble”, como tantas veces se dijo.
Luismi, como se acostumbró a que los argentinos le digamos, primero dio una nota a la televisión y luego, tres horas después (siempre en la misma habitación), llegó mi turno. Escoltada por su representante entré a la suite presidencial. En el camino me crucé con el cantante Alejandro Fernández, quien estaba reunido por una posible gira que harán juntos. Aunque Luis Miguel aseguró que “estaban en tratativas”, esa tarde hicieron juntos las fotos para la promoción.
Al traspasar todo el living llegué al jardín que se dividía en forma de “T”: uno de los costados estaba iluminado, el otro en penumbras. Allí, en el lado oscuro, estaba la sombra del cantante esperando, bebiendo una cerveza en un sillón, sin una pizca de luz. El músico no atinó a prender la luz ni tampoco ofreció un trago.
¿Sos Luis Miguel o sos un doble?
No, no lo soy. ¡Ojalá tuviera dobles! Así uno estaría ahorita grabando un disco, yo haciendo esta entrevista y mandaría a otro de gira por algún lugar.
En estos años se dijeron muchas cosas, como que habías muerto. ¿Qué pensás al respecto?
A estas alturas me parece muy simpático, pero al principio no tanto, eso no le puede caer bien a nadie. Creo que todos en el mundo nos fuimos acostumbrando a la vorágine, a la velocidad de la tecnología, que es una maravilla en muchos aspectos, pero en otros no tanto. Tuve que aprender a reírme. Porque no vale la pena tomar en cuenta ese tipo de comentarios y cosas que son negativas, trato de enfocarme en lo positivo.
¿Estás pendiente de las noticias? ¿Revisás las redes sociales?
No soy una persona muy de redes sociales, en realidad rara vez veo algo. Me gustan mucho la relaciones humanas, quedar con alguien para poder conversar, cenar o tomarnos un vino. Pero no me gusta tanto ese mundo virtual, es muy frío. Creo que va a cambiar la cosa. Ahorita está de moda, pero creo que ya está empezando el cambio porque me ha tocado ir a un par de cenas y fiestas en donde les piden a las personas que dejen sus teléfonos en bandejas y cualquier emergencia les avisan.
Hace un tiempo se te había perdido el rastro, se decía que estabas en Los Angeles internado en una clínica para bajar de peso o por adicciones, nunca se clarificó. ¿Qué sucedió entonces?
Todo eso fueron rumores y cosas que han creado para que uno salga personalmente a desmentirlo. Si me dedicara a desmentir cada cosa que se dice de mí, me tendría que retirar y no estaría haciendo nada más que desmentir esas cosas, es imposible. Lo cierto es que ha habido un tiempo, de unos años para acá, en los que sí he tomado más en serio mi vida personal y me estoy tomando más tiempo también para mi vida profesional. Por ejemplo, para los discos me estoy tomando más tiempo que el habitual y lo mismo con las giras.
¿Lo hacés para descansar? ¿Para recorrer esos países?
Los hago en un ritmo en el que me siento cómodo, en el que disfruto más de la gente, de la ciudad, del país. Antes eran giras relámpago en las que hacíamos casi 200 conciertos en un año y había veces que no sabía ni dónde estaba. Además, tenés que ofrecer canciones muy románticas, muy emocionales, es mucho desgaste mental, físico, del viaje y los cambios de horario. Por eso ahora estoy disfrutando tanto mi carrera, mi música y mi público. Llegó el momento de verlo de esa forma, ahora la vida me pide que disfrute más de cada momento.
Se supo que padecés de Tinnitus (una enfermedad en el oído) y con lo detallista que sos con el sonido, esto no debe ser fácil.
No, no lo es. Es una situación complicada, pero tienen que pensar que yo empecé a los 9 años con esta carrera: con la música, los decibeles, los conciertos ... Entonces son más de 30 años expuestos a sonidos muy fuertes. Tuve que pasar por un tratamiento y afortunadamente ya estoy mucho mejor.
Trascendió que podías perder la audición. ¿Tuviste miedo que sucediera?
No fue fácil, son situaciones difíciles. La vida que de repente te pone pruebas y tienes que superarlas, no queda otra. Pero es una condición que he podido superar y creo que la estoy controlando lo mejor posible con el apoyo de mi gente querida, de los médicos, del público que ha sido extraordinario y me han dado mucha fuerza. He podido rehabilitarme de una manera casi milagrosa.
Le cantaste toda la vida al amor, ¿Cuál fue el gran amor de tu vida? 
¡Ay, qué pregunta! Sin mencionar nombres, creo que fueron épocas. Pasé por una época de niño que tuve algún romance muy puro, muy bello. Luego pasé a la etapa de la adolescencia, en la que también tuve un amor muy fuerte, muy bonito. Y, creo que fueron tres, porque siendo ya adulto, haciendo un poco de memoria, también tuve otro. Al pasar el tiempo, uno se da cuenta de las cosas que tuvo, que perdió o que dejó de ganar y quizás es demasiado tarde, pero he tenido la fortuna, y por eso soy tan optimista, de sentir ese amor en los diferentes edades. Fueron amores completamente diferentes, distintos y no podría decir cual fue más bello que otro. Pero tuve tres grande amores que para mí fueron importantes en distintas épocas de mi vida.
¿Hoy cómo estás?
Hoy estoy muy bien, estoy feliz.
¿Se le puede cantar al amor cuando no estás enamorado?
Es difícil, pero no es imposible porque cuando no lo estás, el que es romántico, está buscando el amor y la música ayuda. La música es terapéutica. En momentos en los que te sientes en soledad tienes la compañía de tantos millones de personas, yo he sido afortunado porque he tenido a tanta gente en tantos países que han estado siempre conmigo y eso se los agradezco en el alma de corazón.
¿Cómo te gustaría que la gente te recuerde?
Me gustaría que me recordaran como un artista totalmente dedicado y entregado a lo suyo desde muy niño. Por mi trabajo, por mi disciplina, por mi entrega que siempre fue total. Espero, por los menos, haber alegrado un poquito a muchos corazones que en su momento lo necesitaron y haberles dado esa canción que hizo la diferencia en sus vidas, como casarse o tener un hijo.
¿Dónde te gustaría vivir cuando te retires?
Tuve la fortuna de viajar por el mundo y me acostumbré a hacerlo. Cuando estoy en un lugar más de dos semanas siento la necesidad de moverme. Entonces llega un punto que uno se convierte en algo universal. No sé cuál sería ese país en el que yo pueda decir: “Aquí es donde voy a afincarme, donde voy a dedicarme más tiempo”. Lo que quiero es seguir y continuar con este ritmo, todavía es mucha la energía y cosas por hacer.
La conversación termina. Mis ojos se acostumbraron a la penumbra y pude verlo, aunque con poca nitidez. Logré notar su sonrisa y un aparato que brillaba en su oído, quizás parte del tratamiento por la Tinnitus. El “Rey sol” parece que ahora está lejos de aquel apodo pues, en ese rincón oscuro, sin brillo y lejos de las miradas es donde se siente cómodo.

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