“Sobreviví al hantavirus, soy un afortunado”
ENTREVISTA
Carlos Rivarola es un barilochense que le ganó a esta letal enfermedad. Cree que lo logró gracias a que los médicos dieron en la tecla: combatieron la enfermedad sin esperar los resultados de los análisis. Habló con LA GACETA desde su ciudad natal.
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La llamada parece haberlo despertado a las 9.30. Tiene la voz cansada. De inmediato asegura de que su tono no tiene que ver con las secuelas, sino de su estado de ánimo y del trabajo intenso de la rehabilitación que tiene que hacer para recuperar la masa muscular que perdió mientras estuvo internado durante 30 días.Carlos Rivarola, un taxista de 47 años, nacido y criado en Bariloche, sobrevivió a uno de los virus más letales según un informe de la BBC: al hantavirus. En una entrevista telefónica con LA GACETA, Rivarola cuenta cómo cree que se infectó, cómo actuaron los médicos que lo trataron y cómo es su recuperación 10 días después de que le dieron el alta.
- ¿El hantavirus le dejó secuelas?
- No deja secuelas. Los músculos se me atrofiaron mientras estuve internado. Entonces debo hacer rehabilitación en un gimnasio del Hospital Zonal para recuperar la masa muscular. Pero estoy haciendo vida normal, con alimentación normal.
- ¿Le dijeron los médicos por qué se salvó?
- Estuve grave, a punto de morir, pero tuve la suerte de que los médicos dieron en la tecla: no esperaron los resultados de la enfermedad. Me pusieron en observación inmediatamente. Me sacaron placas y se dieron cuenta de que mis pulmones estaban negros. Siguieron con los estudios, innumerables y de todo tipo. Atacaron directamente todo de entrada, no dejaron que avance la enfermedad. Tuve un día crítico, y los médicos llegaron a pensar que no tenían esperanzas de vida en mí. Luego me hicieron diálisis y la primera fue rechazada por mi cuerpo. Recién acepté la segunda o tercera diálisis y ahí comencé a mejorar, a funcionar. Lo importante es que los médicos actuaron rápido y no esperaron los resultados. Hasta morfina me pusieron. Los resultados llegaron después, cuando estaba recuperándome.
- ¿Sabe cómo se contagió?
- No se sabe.
- ¿Cuáles fueron los primeros síntomas?
- De un día para otro me agarró mucha fiebre. Estaba manejando y entonces volví a casa (vive en el centro de la ciudad). Estaba por darme un baño y meterme en cama. Pero mi mujer, Amalia, advirtió que estaba mal y me llevó al Hospital Zonal de Bariloche. Me internaron con 41° de temperatura corporal.
- ¿Estaba débil cuando se infectó o con las defensas bajas por alguna enfermedad?
- Estaba sano. De hecho, creo que tuve una ventaja en todo esto: nunca caí enfermo por nada. No tengo ni médico de cabecera. Soy muy activo.
- Cuando confirmaron los análisis de que tenía hantavirus ¿cómo procedió el sistema de salud respecto de su entorno?
- Fueron a mi casa, revisaron el auto y también inspeccionaron el aeropuerto. Porque soy taxista y tengo mi puesto allí. No encontraron nada. De todas formas, está en duda lo del aeropuerto, porque años atrás se registraron colilargos allí. Vino gente de afuera y de todos lados para revisar ese lugar. Se supone que viene de ahí, porque en los 15 días previos que me enfermé estuve en otros lugares con nada de contacto directo con el monte.
- ¿Cómo vive Bariloche del tema del hantavirus?
- Es una zona muy propensa, al igual que El Bolsón y otras ciudades. Se hace prevención por radio y televisión, como lo hacen con el dengue. La gente ya sabe que está esta enfermedad y tiene sus recaudos. Recomiendo que hay que tener cuidado, fijarse cómo se maneja uno en los lugares cerrados o en el campo, y tener especial atención de noche o en galpones oscuros. Me explicaron que el virus, de día, con el sol, muere.
- ¿Cómo lo trataron en el hospital?
- El Hospital Zonal de Bariloche es un espectáculo. Hay profesionalismo y no tenemos qué envidiarle a otros países, aunque está abandonado en cuanto insumos. El agradecimiento es enorme es hacia el hospital. Hay vocación de servicio y es lo que necesitamos de nuestro país.
- ¿Tiene algún mensaje para enviarle a quienes están leyendo esta entrevista?
- Que se cuiden, que disfruten de la vida, que es lo más lindo que tenemos. Es muy feo lo que me pasó. Aunque sé que sobreviví al hantavirus, soy un afortunado. Tres de cien personas en Bariloche se salvaron y yo soy uno de ellos (N de la r: es un porcentaje que le dieron los médicos del hospital en referencia a los enfermos desde los primeros brotes en la provincia). Esta es una oportunidad de vida y quiero aprovecharla con mi familia. Ellos son mi mujer, mi hijo Agustín, de 16 años; y Mía de los Ángeles, de 2 años y medio.
- ¿Qué dice su familia sobre lo que vivieron?
- Estamos agradecidos con el hospital y con Dios. Pero actualmente estamos complicados económicamente porque soy el único que trae plata a casa y no puedo trabajar por la rehabilitación. Me ayudan mis compañeros de trabajo. Y mi señora consiguió que le dieran un puesto para vender choripán los fines de semana. Vamos subsistiendo hasta que pueda volver a trabajar. Calculo que será en un mes.
- ¿Se acercó alguien del Gobierno local o alguna institución para ayudarlos?
- No. Estamos solos en esta. Ahora estoy intentando comunicarme con un diputado nacional que dicen que se salvó del virus. Quizás él nos entienda.
- ¿El hantavirus le dejó secuelas?
- No deja secuelas. Los músculos se me atrofiaron mientras estuve internado. Entonces debo hacer rehabilitación en un gimnasio del Hospital Zonal para recuperar la masa muscular. Pero estoy haciendo vida normal, con alimentación normal.
- ¿Le dijeron los médicos por qué se salvó?
- Estuve grave, a punto de morir, pero tuve la suerte de que los médicos dieron en la tecla: no esperaron los resultados de la enfermedad. Me pusieron en observación inmediatamente. Me sacaron placas y se dieron cuenta de que mis pulmones estaban negros. Siguieron con los estudios, innumerables y de todo tipo. Atacaron directamente todo de entrada, no dejaron que avance la enfermedad. Tuve un día crítico, y los médicos llegaron a pensar que no tenían esperanzas de vida en mí. Luego me hicieron diálisis y la primera fue rechazada por mi cuerpo. Recién acepté la segunda o tercera diálisis y ahí comencé a mejorar, a funcionar. Lo importante es que los médicos actuaron rápido y no esperaron los resultados. Hasta morfina me pusieron. Los resultados llegaron después, cuando estaba recuperándome.
- ¿Sabe cómo se contagió?
- No se sabe.
- ¿Cuáles fueron los primeros síntomas?
- De un día para otro me agarró mucha fiebre. Estaba manejando y entonces volví a casa (vive en el centro de la ciudad). Estaba por darme un baño y meterme en cama. Pero mi mujer, Amalia, advirtió que estaba mal y me llevó al Hospital Zonal de Bariloche. Me internaron con 41° de temperatura corporal.
- ¿Estaba débil cuando se infectó o con las defensas bajas por alguna enfermedad?
- Estaba sano. De hecho, creo que tuve una ventaja en todo esto: nunca caí enfermo por nada. No tengo ni médico de cabecera. Soy muy activo.
- Cuando confirmaron los análisis de que tenía hantavirus ¿cómo procedió el sistema de salud respecto de su entorno?
- Fueron a mi casa, revisaron el auto y también inspeccionaron el aeropuerto. Porque soy taxista y tengo mi puesto allí. No encontraron nada. De todas formas, está en duda lo del aeropuerto, porque años atrás se registraron colilargos allí. Vino gente de afuera y de todos lados para revisar ese lugar. Se supone que viene de ahí, porque en los 15 días previos que me enfermé estuve en otros lugares con nada de contacto directo con el monte.
- ¿Cómo vive Bariloche del tema del hantavirus?
- Es una zona muy propensa, al igual que El Bolsón y otras ciudades. Se hace prevención por radio y televisión, como lo hacen con el dengue. La gente ya sabe que está esta enfermedad y tiene sus recaudos. Recomiendo que hay que tener cuidado, fijarse cómo se maneja uno en los lugares cerrados o en el campo, y tener especial atención de noche o en galpones oscuros. Me explicaron que el virus, de día, con el sol, muere.
- ¿Cómo lo trataron en el hospital?
- El Hospital Zonal de Bariloche es un espectáculo. Hay profesionalismo y no tenemos qué envidiarle a otros países, aunque está abandonado en cuanto insumos. El agradecimiento es enorme es hacia el hospital. Hay vocación de servicio y es lo que necesitamos de nuestro país.
- ¿Tiene algún mensaje para enviarle a quienes están leyendo esta entrevista?
- Que se cuiden, que disfruten de la vida, que es lo más lindo que tenemos. Es muy feo lo que me pasó. Aunque sé que sobreviví al hantavirus, soy un afortunado. Tres de cien personas en Bariloche se salvaron y yo soy uno de ellos (N de la r: es un porcentaje que le dieron los médicos del hospital en referencia a los enfermos desde los primeros brotes en la provincia). Esta es una oportunidad de vida y quiero aprovecharla con mi familia. Ellos son mi mujer, mi hijo Agustín, de 16 años; y Mía de los Ángeles, de 2 años y medio.
- ¿Qué dice su familia sobre lo que vivieron?
- Estamos agradecidos con el hospital y con Dios. Pero actualmente estamos complicados económicamente porque soy el único que trae plata a casa y no puedo trabajar por la rehabilitación. Me ayudan mis compañeros de trabajo. Y mi señora consiguió que le dieran un puesto para vender choripán los fines de semana. Vamos subsistiendo hasta que pueda volver a trabajar. Calculo que será en un mes.
- ¿Se acercó alguien del Gobierno local o alguna institución para ayudarlos?
- No. Estamos solos en esta. Ahora estoy intentando comunicarme con un diputado nacional que dicen que se salvó del virus. Quizás él nos entienda.
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